lunes, 2 de julio de 2012

La trágica muerte de Agustín Maza

Repasamos el sangriento desenlace de la vida del representante mendocino en Tucumán.


Fue un 9 de julio de 1816, cuando dos mendocinos estuvieron presente en aquel acto de soberanía, hablamos del doctor Tomás Godoy Cruz y de Juan Agustín Maza. 


Cabe destacar que en aquella jornada verdaderamente patriótica y como una casualidad del destino algunos miembros de ese congreso encontrarían la trágicamente la muerte en la provincia de Mendoza uno de ellos fue su presidente Narciso F. Laprida y el otro fue el mendocino Juan Agustín Maza.

Radiografía de un patriota
Este patriota mendocino nació el 4 de mayo de 1784. Se graduó como doctor en derecho civil en la Universidad chilena de San Felipe. De regreso al territorio cuyano, abrazó la causa de la revolución.
 
Con su hermano Juan Isidro colaboró activamente con el General San Martín. Junto a Tomás Godoy Cruz participó como diputado por Mendoza en el Congreso de Tucumán. Ya instalado en Buenos Aires, desde mayo de 1817, el doctor Maza ocupó el cargo de presidente en noviembre de ese mismo año.

Tras la finalización del Congreso, siguió en la política en su ciudad natal; también ejerció la docencia. En 1824, a raíz de la renuncia del coronel Pedro Molina, asumió como gobernador por el corto período de un día.

Tiempos difíciles para Mendoza
En aquellos tiempos, el sur de Mendoza era dominado por las tribus de los hermanos Pincheira, antiguos realista que se refugiaron en esa zona, provenientes de Chile. Dirigían a grupos de indios que saqueaban a su paso estancias y por supuesto, asesinaban a sus habitantes. Esto preocupó a las autoridades nacionales y provinciales.
 
El gobierno ordenó una expedición al mando del coronel José Félix Aldao que con sus tropas mantuvo a los indios a raya.

Desde Mendoza, el gobernador Juan Corvalán partió hacia el Sur en una comitiva que estaba compuesta por su consejero, el doctor Juan Agustín y otros más. Estos fueron escoltados por más de 30 soldados. Luego de recorrer más de 400 kilómetros llegaron para parlamentar con Pincheira.

El sur también existe
Establecido el gobernador Corvalán con su comitiva en su campamento, los indios robaron parte del ganado que traían. Esta situación creó cierta duda entre los parlamentarios, en especial del capitán Gatica, quien propuso no moverse del campamento de ningún modo, pero gran parte del bagaje y del ganado partió hacia el fuerte de San Rafael y solamente quedaron las tropas.

En el campamento, el gobernador Juan Corvalán y el coronel José Aldao, recibieron de los caciques varias invitaciones, para que pasasen a su campamento, con el fin de desagraviar el hecho ocurrido. Ante esto, Corvalán decidió aceptar la invitación y partió con sus compañeros a aquel lugar.

El día de la tragedia
En la fría madrugada del 11 de junio de 1830, los parlamentarios marcharon rumbo a las tribus del cacique. A la cabeza de ellos cabalgaba el gobernador seguido de Juan Agustín Maza, Felipe Videla y más de treinta soldados.

En el pensamiento del doctor Maza, había algo que no andaba bien, podía ser una trampa de Pincheira o de sus aliados, pero no siguió su camino.

Al llegar, el gobernador Corvalán fue recibido por el cacique Coleto, quien le invitó a pasar revista a sus indios y contar su número. 

Los visitantes se quedaron tranquilos, al observar que los indios les habían recibido muy bien. “Nada podría suceder” quizá pensó el distinguido congresal mendocino. Pero de repente, y cuando estaban recorriendo en línea, un grupo de indios se dispersó y dejó a los parlamentarios en el centro del campo.

Los salvajes formaron un gran círculo y el cacique dio la orden de cargar contra la comitiva.
Allí, don Juan Agustín Maza y los demás, se dieron cuenta de que habían sido traicionados. La angustia  fue total y  con estrepitosos gritos, los indios cargaron, en caballo, apuntando sus lanzas a los cuerpos de los infortunados parlamentarios. Uno por uno fueron ejecutados con sus armas. 

El pálpito que días antes había tenido Juan Agustín Maza, se cumplió. Durante los últimos instantes seguramente se cruzó por la mente del patriota la figura de su esposa Lorenza Moyano y sus dos hijos Federico y Juan Agustín. Días después, la noticia de esta tragedia conmocionó a toda la provincia y varios medios de prensa dejaron registrado en sus notas el tenor de aquella matanza.

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