Sin embargo, esta afirmación es errónea. Albarracín, nacido en 1850 y abogado de profesión, falleció en 1926, mientras que el Día del Animal comenzó a celebrarse en 1908. La casualidad de que justamente el notable proteccionista y propulsor de la efemérides a favor de los animales falleciera un 29 de abril indudablemente contribuyó a la confusión.
En marzo de 1907, Albarracín comenzó a realizar gestiones ante el doctor Ponciano Vivanco, presidente del Consejo Nacional de Educación, y ante el entonces intendente porteño, Carlos S. de Alvear, para que se celebrara en Buenos Aires una “Fiesta del animal”. Sería, según su idea, como la del “Animal sunday” (domingo del animal) que se celebraba en Londres y en la que todos los pastores de las iglesias predicaban sermones para inculcar el sentimiento de conmiseración hacia los animales. Por otra parte, como ya existía en nuestro país una Fiesta del Árbol, parecía lógico extender al reino animal el festejo.
El intendente pasó la solicitud para que la informara Clemente Onelli, director del Jardín Zoológico, pues este era el sitio que Albarracín proponía para congregar a miles de escolares para recibir lecciones de cariño hacia los animales. Onelli estuvo plenamente de acuerdo con la idea, pero propuso que no se realizara en primavera, sino en cualquier día de abril o mayo, menos los domingos.
El apacible otoño –sostenía el director del zoológico– acalla pasiones y sería por esto propicio, pues los animales a quienes se trata de ensalzar ante los ojos del niño como útiles y defender como seres inferiores, dan en primavera antipáticos espectáculos de petulancia y ardientes peleas entre semejantes, no pudiéndose para ellos invocar el evangélico “perdónalos”, pues saben demasiado lo que hacen con esas escenas violentas y salvajes.
Fue así que el intendente dispuso por decreto del 20 abril de 1907 instaurar la Fiesta del Animal que debía llevarse a cabo en el jardín zoológico todos los años, en un día entre el 20 y 30 de abril.
Digamos que la primera reunión fue programada para el 29 de abril de 1908, pero por la lluvia debió suspenderse y finalmente se realizó el 2 de mayo. La fiesta, que comenzó a las 10 de la mañana, contó con la presencia del presidente de la Nación, los ministros de Guerra, de Instrucción Pública y de Agricultura. Concurrieron entre 15.000 y 20.000 escolares y después de los discursos (el de Albarracín fue el más aplaudido) se entonó el Himno a Sarmiento y se soltaron 500 palomas.
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