Desde hace años, algunos escritores e historiadores se animaron a
escribir sobre el tema y le han adjudicado a San Martín varios amoríos e
hijos extramatrimoniales.
La campaña libertadora a Chile, emprendida por el General José de San
Martín, en enero de 1817, fue el inicio de una serie de gloriosos
sucesos que le dieron la gloria eterna, pero también en su vida privada,
a pesar de ser de bajo perfil, produjo un verdadero vendaval. Debido a
su gran esplendor... muchas mujeres llegaron a su vida, con algunas de
las cuales tuvo apasionados romances.
Aunque parezca mentira, muchos niegan o rechazan la idea que el
Libertador haya tenido amantes en su vida. Pero desde hace años, algunos
escritores e historiadores se animaron a escribir y le han adjudicado a
San Martín varios amoríos e hijos extramatrimoniales.
La larga lista es encabezada por dos mujeres peninsulares que lo acompañaron en sus primeros tiempos de militar: Lola y Pepa.
Cuando llegó a América, se le incorporaron Juana Rosa Gramajo -amiga
de Dolores Helguera- mujer de Belgrano. Con la campaña libertadora,
aparecieron Fermina González Lobatón, María Rosa Campusano Cornejo,
Carmen Mirón y Alayón, la mexicana Josefa "Pepa" Morales de Ruiz
Huidobro quien residía en Mendoza y que tuvo una secreta relación, no
comprobada. También se la vinculó con su esclava Jesusa. Aunque varias
de estas amantes son supuestas. Otras, se ha comprobado su relación.
Su nombre es Lola...
Parece que el jovencito militar español entonces capitán José
de San Martín, tuvo su primer encuentro amoroso a fines del siglo XVIII
con una hermosa andaluza llamada "Lola" quien lo acompaño en Badajoz,
cerca de la frontera con Portugal por un largo tiempo. Esta simpática
mujer fue recordada por él en varias cartas con sus amigos de armas.
Otro de sus amores que se le conoció fue la de una tal Josefa o más bien conocida con el apodo de "Pepa, la Gaditana".
Se sabe que ambos salían y frecuentaban algunas tabernas de Cádiz
divirtiéndose. Años después, el General la recordaría en una nota
personal al enterarse, por un oficial, que todavía vivía en España.
Remedios, la esposa oficial
Todos sabemos que el Libertador después de llegar a Buenos Aires,
conoció a una señorita llamada Remedio de Escalada, hija de una noble y
rica familia porteña. Después de un tiempo de novios se casaron.
La ceremonia se realizó el 12 de setiembre de 1812 en el templo de La
Merced. Fue Luis de Chorroarín quien los casó y la pareja eligió como
padrinos al entonces sargento mayor Carlos María de Alvear y doña María
del Carmen Quintanilla.
Cuatro años después el matrimonio San Martín tuvo, en la ciudad de
Mendoza, su única hija llamada Mercedes, que nació el 24 de agosto de
1816.
La Jesusa, entre sus amantes
Una de las supuestas amantes que se le adjudican a José de
San Martín fue su propia esclava Jesús o Jesusa, una mulata que había
acompañado a su esposa Remedios desde Buenos Aires.
Algunos autores afirman que la mulata lo acompañó durante toda su
campaña militar y que en el Perú tuvo un hijo con él, a quien habría
reconocido con su apellido.
Esta versión no es válida, porque Jesusa se casó en 1815 con el mulato
Juan Muñoz y tuvieron varios hijos. Después del cruce de los Andes, la
esclava se quedó con su esposo en nuestra provincia y fue vendida por el
el Padre de la Patria a don Manuel Peralta el 13 de junio de 1820, dos
meses antes de partir rumbo al Perú. La famosa mulata siguió con su
esposo y sus hijos en la casa de los Peralta. Falleció en nuestra
provincia en 1864.
La Fermina, un amor furtivo
A llegar a Lima en 1821,San Martín fue flechado por Fermina González
Lobatón, una patriota y acaudalada mujer que cedió su hacienda San
Nicolás de Supe en Barranca, para que el Héroe de Maipú se hospedara.
Estaba casada con Domingo Laos y Supe.
Varios historiadores peruanos sostienen que tuvo una fugaz relación y
que de ella nació un hijo que fue bautizado con el nombre de Domingo de
San Martín.
Varios documentos nos demuestran que a mediados de 1821, cuando se
produjo la llegada de las tropas libertadoras a la Ciudad de los Reyes,
con el General San Martín a la cabeza, Fermina González Lobatón esperaba
un hijo de su esposo Laos y Supe. Este vástago, nació el 23 de
diciembre de ese año, fue bautizado días después con el nombre de
Domingo. Esto ratifica que no fue muy probable que tuviera alguna
relación más íntima con el "Santo de la Espada".
La espía que le amó
Era bella; tenía ojos azules, su tez blanca y cabellos castaños.
Inteligente, vivaz y astuta, así era María Rosa Campusano Cornejo.
Seguramente que el entonces Liberador del Perú, José de San Martín, no
pudo evadir los encantos de aquella mujer patriota.
Aquella hermosa mujer nació en Guayaquil el 13 de Abril de 1796.
A los 21 años se casó con un acaudalado peninsular quien la llevó a
Lima. En su casa se realizaban grandes tertulias en donde concurrían
funcionarios y militares realistas, pero también patriotas que apoyaban
la revolución.
En setiembre de 1820, cuando el Ejército Libertador desembarcó en
Pisco, la Campusano sirvió como espía para saber más sobre las acciones
realistas.
Al llegar San Martín a la capital peruana, ambos entablaron una amistad
que se transformó rápidamente en una apasionada relación. Aunque la
misma no trascendió públicamente, a la Campusano se la denominó "la
Protectora". El mito trasunta que tuvo un hijo con el Padre de la
Patria, a quien se lo conoció con el mote del "generalito". Todo terminó
al marcharse el militar argentino de la capital del Perú en setiembre
de 1822. Existen pruebas fehacientes sobre esta relación entre Rosa y
José.
El romance de Guayaquil
Cuando San Martín viajó para entrevistarse con Bolívar en Guayaquil, lo hizo sin su compañera Campusano.
El Generalísimo llegó en julio de 1822. Durante su visita a esa ciudad,
conoció a una importante dama patriota llamada Carmen Mirón y Alayón;
se dice que tuvieron un breve pero fogoso romance. El Protector del Perú
se marchó a los pocos días, pero después de nueve meses, en abril de
1823, nació un niño, bautizado con el nombre de Joaquín Miguel de San
Martín y Mirón. Este hijo del Protector se trasladó al Perú y
posteriormente se casó con Isabel García Saldarriaga, una limeña que
nació en 1840.
Joaquín y Isabel se casaron aproximadamente a mediados del siglo XIX.
Este matrimonio tuvo un hijo llamado Justo Vicente quien vio la luz el 19 de julio 1865 en Lima, Perú.
Esta familia continuó llevando el apellido San Martín y tuvo descendencia hasta mitad del siglo XX.
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